lunes, 28 de julio de 2008

22º cuando yo era niño ... (...y aun lo soy, jaja)

Estoy escuchando canciones de Gianmarco como un vil templado, de hecho, son las canciones más antiguas, canciones que traen a mi mente mi infancia, aquella infancia no tan lejana (aún soy un niño ja!), aquella infancia en que la inocencia aún lo era y el hecho de mandarse a una chica (en las pocas ocasiones que se daba) era todo un ritual… Era una época en la cual los niños y las niñas tenían igual respeto (o miedo) por las relaciones interpersonales… en fin, este post va en remembranza a aquellos años.


En aquellos días… los chicos (de 11-13 años) de colegios parroquiales, que iban a misa los domingos y cuyas fiestas terminaban alrededor de las doce de la noche empezaban su vida amorosa de manera frágil y cuidadosa. No faltaban aquellos chicos que se jactaban de haber tenido infinidad de enamoradas en sus barrios, enamoradas cuya existencia era difícil de verificar al igual que las historias fantasiosas que se creaban alrededor de ellas… Lastimosamente para ellos, es bien sabido que es casi nula la probabilidad de que sus historias fuesen verdaderas, pero más allá de eso, siempre era válido haber tenido un par de enamoradas “del barrio” (inventadas) para quedar bien entre los amigos…

En este escenario el hecho de que te guste una chica era toda una ciencia (como hoy en día) y más aún siendo el caso de ser la primera vez que te entrampas en una relación amorosa, la inexperiencia y el no saber que vendrá son enemigos que pueden hacer que tu etapa de pubertad se vuelva todo un infierno. Si te gusta una chica en las circunstancias en las que nos hemos situado, era un hecho irrefutable que tenía que ser del colegio (del salón) salvo que tuvieras otro círculo social donde desenvolverte, de lo contrario, estarías dentro del estadio oficial: el colegio. Ahora el problema era el siguiente, te encuentras en un tremendo abismo pues tus amigos son tan inexpertos como tú y a pesar de fingir ser muy “recorridos” no saben nada y cualquier consejo de ellos podría perderte, por suerte a esa edad encontramos otra salida… las amigas de *ella* (ella está tan perdida como tú) que se alucinan muy maduras para su corta edad y tienen el maldito complejo de cupido…. Me refiero a esas chicas que siempre llevaban su diario, fingían tener más edad, amaban a Britney Spears y les encantaba llenar esos cochinos libros donde ventilaban las intimidades de todos: los SLAMS!... bueno, esas chicas, eran las que se sabían la vida de medio mundo y si te gustaba una chica, ellas lo sabían y sin importar si tú querías o no estaban dispuestas a armarte la jugada para que te mandes y *ella* (convencida por ellas) te diga que sí…

Hace 5 ó 6 años, a los chicos de mi edad no nos importaba mucho el hecho de tener enamorada… sin embargo, a pesar de no ser un hecho relevante para nosotros existía otro que sí lo era: la presión social, ejercida por nosotros mismos y por las esas chicas de las que ya hable (aquellas chicas solían ser las más “populares”)… ahora, la presión social normaba, que debías tener enamorada, sin importar si estabas interesado o no, simplemente por no ser “monse” terminabas por hacerlo… y muy generalmente la primera relación amorosa que uno entablaba terminaba mal porque uno no sabía a donde dirigirla por más cariño que haya hacia la chica…. En fin, volviendo a donde estábamos, te gustaba una chica y las chicas con complejo de cupido harían su parte… luego te veías en un escenario un poco macabro… tú y *ella* situados en medio de la nada, ambos tan perdidos sin saber que decir, ambos se gustan y posiblemente sean amigos, pero por ambos lados sus amigas y los tuyos ejercen presión para que se selle el pacto… entonces, a pesar de haber planeado toda la noche anterior lo que ibas a decir… al final de un discurso pésimo y digno de un cobrador de combi (con el respeto que les tengo)… terminas haciendo la pregunta entre tartamudeos: ¿Quieres estar conmigo? O en su defecto ¿Quieres ser mi enamorada?... y *ella* adoctrinada posiblemente por sus amigas, si no accede en ese momento, dirá una típica respuesta de colegio… déjame pensarlo y encima te da el día en el que debías volver a preguntar… y si te decía que sí obvio que no sabías si besarla, abrazarla o darle la mano… así que la mirabas y le decías románticamente: ya ps!... y respirabas hondo como habiendo aprobado un examen.

Al final de tanta tontería esa relación moría al poco tiempo, por falta de sentido…. Pero lo que quiero rescatar en este post es aquella inocencia que dejaba que todo este proceso sea de verdad algo de niños… no como ahora que veo que los chicos de las edades de las que hablamos ya han tenido bastantes enamoradas y no hay mucha inocencia que digamos… Además si bien en mi época de colegio se podría decir que quemábamos algunas etapas, en las generaciones de ahora se queman sin ningún reparo... no sé si las modas como el reggeton, los emos y las diferentes fomas de “amor libre” influyan en esto… pero… que pena que se esté perdiendo esta experiencia de niños de la primera enamorada y eso…

Para cerrar: admiro a aquellos que no se dejaron vencer por la presión social, pues, si bien se limitaron a esa experiencia pudieron tener un “primer amor” más profundo y tal vez verdadero…