
Bien, estando uno en la cola y ante “tamaño dilema existencial”, lo obvio es lógicamente cederle la posición, ipso facto, a la recién llegada (agraciada) beldad. Aquí pierde el que la piensa. Si solo dispones de 15 minutos para usar todas tus mañas de donjuán empedernido (consumado y consumido) es menester que comiences a hacerlo ya.
Ella, pese a que has tenido la cortesía de sacrificar tú estomago por el bien del de ella, quizás se muestre algo indiferente y hasta hostil por un momento (no olvides que tiene clase en 15 minutos). Así que puedes iniciar con preguntas caleta entre las cuales destacan: “¿Me pasas el ají?”, “¿Sabes que es lo que hay hoy para comer?”, “¿Quieres que te pase una bandeja?”, etc, etc, etc.
Ya veras como su semblante se ablandara poco a poco, pero tu ni corto ni perezoso (háganme el favor de corregirme si el dicho esta mal formulado), arremetes con toda el cargamento de frases aduladoras que puedas encontrar, pero teniendo cuidado de parecer un arrecho gileador, de esos que abundan en las esquinas empinando el codo, o aquellos que aprovechando el, muchas veces, efectivo anonimato otorgado por las lunas semi polarizadas de una de las tantas asesinas unidades de transporte publico, empiezan a piropear a diestra y siniestra.
Te quedan diez minutos, así que si por casualidad esta sola ofrécele tu compañía (claro que no vas a decirle que no tienes donde sentarte cuando hay cinco mesas a su alrededor). Busca una zona que simule estar atestada de gente y muéstrate amable y comprensible a sus posibles ataques de fastidio del tipo “voy a llegar tarde”.
Te quedan cinco minutos, gradualmente incrementa el nivel de adulación, quizá puedas lograr concertar un próximo encuentro. Algo fundamental que creo, debí haber señalado con anticipación es lo importante de tu forma de expresión. Olvídate del “hola flaca que tal”, “puta que buena que estas”, etc. De otro modo lo único que lograras es espantarla y crearte una mala fama de acosador (las mujeres tiene el increíble e innato mecanismo de comunicar y persuadir sobre cualquier cosa a todo su circulo social). HABLA CON PROPIEDAD, usa eufemismos, tu verbo florido, que una vez al año no hace daño.
El tiempo se acabo, ofrécele retirar su bandeja para que ella pueda irse rauda a su salón de clases. Despídete con el clásico ósculo en su suave mejilla y dile “nos vemos” con una sonrisa que se expanda por todo tu rostro. Ten por seguro que la volverás a ver, volverán a comer juntos (con mayor tiempo disponible) y tal vez, consigas su numero de teléfono y su e – mail. Por ahora, confórmate con la idea que le caiste bien, all you need is just a little patience... (8)
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